sábado, 22 de marzo de 2014

En contra de mis principios

Nunca se puede decir "De este agua no beberé" porque al final te acabas bebiendo dos cubos completos. Siempre había visto con horror esos sitios en los grandes centros comerciales donde dejas a tus hijos mientras compras. Eso era cosa de "padres relajados" que no ven el peligro, porque dejas a tus hijos en manos de gente que no conoces y no sabes cómo les van a tratar. ¿Y si les tratan mal? ¿Y si se lo lleva alguien? ¿Y si tienen un accidente por falta de control? "Yo jamás dejaría a mis hijos en un sitio así..."

Blanca, cuando los veía desde fuera, siempre quería entrar a jugar con el resto de niños y yo siempre le explicaba que era para niños más mayores. Pero claro, ha crecido y ya piensa por sí misma, se cuestiona las cosas y hace una semana se dio cuenta de que había niños más pequeños que ella dentro de una de esas ludotecas. Entonces le expliqué que no podía estar dentro con ella y que me asustaba la idea de que le pasara algo.
"¡Pero yo quiero entrar a jugar con todos los amiguitos!"- decía con cara de pena...

Al final entre su padre y ella me convencieron. Íbamos a coger muebles del almacén de IKEA, que era muy aburrido para ella, y accedí. Ella entró feliz y yo me quedé llorando (sí, porque no sé si me dio mas miedo dejarla allí sola o la facilidad con la que se alejo de mí, sin decirme ni adiós, sin despedirse apenas)

Le dije a mi pareja que me sentía muy mal porque dejarla allí iba en contra de mis principios y él me contestó "Lo sé, pero no va en contra de los suyos", y tenía razón.
Ya no es el bebé que depende de mí para todo o que desea conocer mi opinión para formar la suya. Ahora le gusta tomar sus propias decisiones, y dentro de unos límites de seguridad y de respeto, creo que yo debo aprender a dejarle decidir. He pensado que a medida que crezca necesitará cada vez más libertad para aprender, equivocarse y elegir lo que realmente quiere.

Ahora lo que me preocupa es la línea entre lo que es admisible o tolerable, y lo que no...pero eso es algo que tendré que descubrir.

miércoles, 19 de marzo de 2014

Shhh! Estoy soñando... no me despiertes

Estoy perdida, desconectada de todo y de todos. Estas últimas semanas están siendo muy intensas y no consigo ni sacar un ratito para pasear por mis blogs favoritos ni para escribir aquí. Ahora mismo escribo desde el móvil mientras Blanca merienda cereales delante de los dibujos (Vale! Soy una mala madre que enchufa a su hija a la tele para sacar quince minutos y escribir en su blog)

¡Pero es que la ocasión lo merece! Estas semanas no paro por dos razones, una es que Blanca está más rebelde de lo habitual y me exige mucho más tiempo y dedicación. Pero el otro motivo, y el causante de que me sienta motivada y muuuuy ilusionada, es que estoy ilustrando mi primer cuento :D (sonrisa de oreja a oreja)

Pilar Redondo, una de las mejores cuenta cuentos que hay, escribió un cuento maravilloso y me pidió que lo ilustrara yo. Es el proyecto más bonito y apasionante en el que me he embarcado jamás (sin contar la maternidad por supuesto!) y estoy muy feliz. El cuento me ocupa todo el tiempo libre que tengo y Blanca el resto. Pero todo el trabajo y todas las horas merecen la pena.
Está siendo un placer trabajar con Pilar y estoy muy agradecida de que haya confiado en mí para su cuento.
Pronto os contaré más detalles y os enseñaré algunas imágenes.

Éste es sin duda mi primer gran proyecto desde que dejé de trabajar como aparejadora y me convertí en madre. Había llegado a olvidar que había vida más allá de la maternidad y desconocía que un trabajo puede  gustarte tanto que no te importa pasarte las horas haciéndolo.

Y ahora voy a intentar desenchufar a la peque de la tele, que me va a costar...pero eso es ya otra historia ;)

jueves, 6 de marzo de 2014

Su primera ópera

Esta semana fui con Blanca a una adaptación de El Barbero de Sevilla para niños porque unas madres de compañeros de colegio nos invitaron a ir con ellas. La peque está acostumbrada a acudir con bastante asiduidad a obras de teatro y a espectáculos infantiles porque nosotros procuramos llevarla bastante, pero además en su colegio hacen una o dos visitas al mes a eventos de este tipo. 

A pesar de eso me asustaba un poco la idea de ir con una niña de tres años a la ópera (yo me salí una vez de una ópera francesa) y decidí que si se aburría no la obligaría a quedarse.


Cuando empezó la obra y comenzaron a cantar, como nunca había oído a nadie cantar ópera, lo primero que me dijo fue "¡¡Qué mal cantan!!" y estaba extrañadísima con esa forma de cantar.
Al principio no se enteraba muy bien de la historia y yo le fui explicando un poco el argumento. La segunda parte era más sencilla de entender y ya no hicieron falta muchas más explicaciones.
Cuando ya llevaba un rato la representación preguntó que cuando dejaban de cantar, porque como está acostumbrada a las obras de teatro, no podía comprender como nunca dejaban de cantar.

La verdad es que me sorprendió muchísimo lo bien que se adaptaron los peques a una obra de este tipo. Nunca deja de sorprenderme la capacidad de adaptación y de aprendizaje de los niños, y la sensibilidad que demuestran hacia el arte. El fin de semana pasado fuimos al Museo Thyssen de Málaga y también disfrutó mucho con los cuadros.

Creo que quizás esta adaptación de El Barbero de Sevilla era para niños algo más mayores pero ha sido una buena toma de contacto con la ópera. La vuelta a casa íbamos las dos emulando a los actores cantando "Fígaro, Fígaro, Fígaro..." y ya no le parecía nada fea esa forma de cantar :)